¿Ansiedad generalizada?
El trastorno de ansiedad generalizada es mucho más que la ansiedad normal que se suele experimentar con el día a día. Es crónico y llena el día de una persona con exagerada preocupación y tensión, incluso sin haber nada que lo provoque. El tener este trastorno significa anticipar siempre un desastre, preocuparse excesivamente a menudo por cuestiones de salud, dinero, familia o trabajo. Algunas veces, sin embargo, el origen es difícil de definir. El simple pensamiento de afrontar un nuevo día provoca ansiedad.
“Siempre pensé que simplemente me preocupaba por todo; en todo momento estaba a punto de saltar y era incapaz de relajarme. En ocasiones iba y venía y, en otras, era constante. Podía durar durante días Me preocupaba por cómo me las iba a arreglar para preparar una cena de celebración o cuál sería el regalo adecuado para todos. No podía dejar escapar nada en absoluto.
“Tenía problemas de sueño. Había veces en que me despertaba de golpe en medio de la noche; tenía problemas en concentrarme incluso leyendo el periódico o una novela. En ocasiones, me sentía un poco mareada y el corazón se me aceleraba o latía con fuerza, lo cual me hacía sentir todavía más preocupada. Siempre estaba imaginando que las cosas eran peor de lo que eran en realidad: cuando me dolía el estómago, estaba segura de tener una úlcera.
“ Cuando llegué a un punto insostenible, falté a mi trabajo lo que me hizo sentir todavía peor, porque pensaba que lo perdería. Mi vida se convirtió en un tormento hasta que, por fin, busqué ayuda y conseguí un tratamiento adecuado.
Parece que este trastorno no produce excesiva discapacidad a las personas que lo sufren, aunque si se dan cuenta de que su ansiedad es más intensa de lo que la situación en cada caso requiere. Sus preocupaciones se ven acompañadas de síntomas físicos, especialmente fatiga, dolores de cabeza, tensión muscular, dolor muscular, dificultad en la deglución, temblores, contracciones, irritabilidad, sudoración y acaloramientos. También pueden experimentar mareos, falta de aire, nauseas o tener que ir con frecuencia al lavabo.
Algunas personas pueden sentir una incapacidad para relajarse y asustarse más fácilmente que otras personas. Tienden a experimentar más dificultad en la concentración y, a menudo, tienen problemas para conciliar o sostener el sueño.
Contrariamente a las personas con trastornos de ansiedad diversos, los afectados por este trastorno no evitan ciertas situaciones como resultado de su problema. Cuando los problemas asociados con el trastorno son menores, las personas pueden funcionar con normalidad tanto en sus relaciones sociales como en el trabajo. Si el problema es severo, puede ser discapacitante y crear dificultades en llevar a cabo incluso las actividades diarias más comunes.
El trastorno afecta a alrededor de 4 millones de adultos norteamericanos y lo padecen por lo general el doble de mujeres que hombres. El trastorno se presenta gradualmente y puede empezar en cualquier momento del ciclo de la vida, aunque el riesgo es más alto entre la niñez y la mediana edad. Se diagnostica cuando alguien pasa al menos 6 meses preocupándose excesivamente por un número de problemas cotidianos. Hay evidencia de que el factor genético juega un papel modesto en el trastorno.
El trastorno de ansiedad generalizada puede estar acompañado de otro trastorno de ansiedad, depresión o abuso de substancias; éstos deben tratarse juntamente con el trastorno.
2 Criterios para el diagnóstico de F41.1 Trastorno de ansiedad generalizada (300.02)
A. Ansiedad y preocupación excesivas (expectación aprensiva) sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), que se prolongan más de 6 meses.
B. Al individuo le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación.
C. La ansiedad y preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (algunos de los cuales han persistido más de 6 meses).
Nota: En los niños sólo se requiere uno de estos síntomas:
1. inquietud o impaciencia
2. fatigabilidad fácil
3. dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco
4. irritabilidad
5. tensión muscular
6. alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño, o sensación al despertarse de sueño no reparador)
D. El centro de la ansiedad y de la preocupación no se limita a los síntomas de un trastorno; por ejemplo, la ansiedad o preocupación no hacen referencia a la posibilidad de presentar una crisis de angustia (como en el trastorno de angustia), pasarlo mal en público (como en la fobia social), contraer una enfermedad (como en el trastorno obsesivo-compulsivo), estar lejos de casa o de los seres queridos (como en el trastorno de ansiedad por separación), engordar (como en la anorexia nerviosa), tener quejas de múltiples síntomas físicos (como en el trastorno de somatización) o padecer una enfermedad grave (como en la hipocondría), y la ansiedad y la preocupación no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno por estrés postraumático.
E. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
F. Estas alteraciones no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad médica (p. ej., hipertiroidismo) y no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno del estado de ánimo, un trastorno psicótico o un trastorno generalizado del desarrollo.
3 F41.1 Trastorno de ansiedad generalizada
La característica esencial de este trastorno es una ansiedad generalizada y persistente, que no está limitada y ni siquiera predomina en ninguna circunstancia ambiental en particular (es decir, se trata de una «angustia libre flotante»). Como en el caso de otros trastornos de ansiedad los síntomas predominantes son muy variables, pero lo más frecuente son quejas de sentirse constantemente nervioso, con temblores, tensión muscular, sudo-ración, mareos, palpitaciones, vértigos y molestias epigástricas. A menudo se ponen de manifiesto temores a que uno mismo o Un familiar vaya a caer enfermo o a tener un accidente, junto con otras preocupaciones y presentimientos muy diversos. Este trastorno es más frecuente en mujeres y está a menudo relacionado con estrés ambiental crónico. Su curso es variable, pero tiende á ser fluctuante y crónico.
Pautas para el diagnóstico
El afectado debe tener síntomas de ansiedad la mayor parte de los días durante al menos varias semanas seguidas. Entre ellos deben estar presentes rasgos de:
a) Aprensión (preocupaciones acerca de calamidades venideras, sentirse «al límite», dificultades de concentración, etc.).
b) Tensión muscular (agitación e inquietud psicomotrices, cefaleas de tensión, temblores, incapacidad de relajarse).
c) Hiperactividad vegetativa (mareos, sudoración, taquicardia o taquipnea, molestias epigástricas, vértigo, sequedad de boca, etc.).
En los niños suelen ser llamativas la necesidad constante de seguridad y las quejas somáticas recurrentes.
La presencia transitoria (durante pocos días seguidos) de otros síntomas, en particular de depresión, no descarta un diagnóstico principal de trastorno de ansiedad generalizada, pero no deben satisfacerse las pautas de episodio depresivo (F32.-), trastorno de ansiedad fóbica (F40.-), trastorno de pánico (F41.0) o trastorno obsesivo-compulsivo (F42.-).
Incluye:
Estado de ansiedad.
Neurosis de ansiedad. Reacción de ansiedad.
Excluye: Neurastenia (F48.0).
* Nota: La información facilitada en este portal es sólo de carácter orientativo. Recuerde que únicamente el profesional de la salud está capacitado para efectuar un diagnóstico.
Fuentes:
NIMH (Instituto Nacional de la Salud Mental)
DSM- IV (Asociación Americana de Psiquiatría)
CIE -10 (Organización Mundial de la Salud)