Psicólogos clínicos especialistas en el tratamiento de los trastornos de ansiedad.

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    ¿Qué es la ansiedad?

    “La ansiedad es un proceso  natural de activación fisiológica que hace movilizar a los seres humanos y otros animales ante el peligro. A esta respuesta también se la denomina lucha-huida. Así es como el propósito de la ansiedad es preparar nuestro organismo para protegernos luchando o huyendo del peligro u amenaza. Este sistema defensivo, necesario para la vida, se torna un problema cuando la respuesta es desadaptativa. Es decir, si el estímulo no reviste gravedad o no amenaza nuestra vida o integridad psicofísica nos encontramos ante una desadaptación que puede llegar a ser patológica.”

    ¿Qué son los trastornos de ansiedad?

    ”Se denomina trastornos de ansiedad a un grupo de afecciones que tienen en común la sintomatología ansiosa física y psicológica. Pero cada trastorno de ansiedad tiene unas características, así también como una génesis particular y un tratamiento adecuado. Por ello es importante determinar que tipo de trastorno de ansiedad se padece. Los más habituales suelen ser: crisis de ansiedad o ataques de pánico,  agorafobia, fobia social, trastorno obsesivo compulsivo, ansiedad generalizada, estrés postraumático, fobias específicas y ansiedad por separación.
    La sintomatología de la ansiedad es muy variada, y depende en gran parte de la biología y características psicosociales de los individuos. Si bien el listado de síntomas es extenso la aparición de tan solo una señal, tanto a nivel físico como psíquico, es con frecuencia causa suficiente de un gran malestar.

    Algunos síntomas físicos habituales, aunque no comunes a todos los trastornos, son: taquicardia, sudoración, mareos, temblores, vértigo, nausea, y hormigueo en las extremidades. Desde lo psicológico destaca la sensación de pérdida de control, problemas de atención y memoria, desrealización, despersonalización, hasta la aparición de falsas creencias, ideas obsesivas y sensación de amenaza de muerte, entre otras. En lo que se refiere a la conducta, el rasgo más característico es el de la evitación de situaciones que podrían generar ansiedad. La hipervigilancia, la rigidez corporal, el sentido del ridículo  y la falta de habilidades sociales, suelen ser síntomas de algunos trastornos de ansiedad. También algunos trastornos asociados  a la ansiedad como pueden ser el abuso de substancias, problemas sexuales y trastornos alimentarios, a su vez son fuente de otra lista de síntomas.

    Si bien la aparición de la ansiedad suele darse a una edad temprana –ansiedad infantil-, es habitual tomar conciencia del problema, bien entrados en la adolescencia o adultez. Por ello es necesario tomar medidas para paliar los síntomas y resolver los problemas que generan los trastornos de ansiedad tan pronto como sea posible, ya que de esta manera las posibilidades de mejora aumentan considerablemente. Es fundamental recibir ayuda de los profesionales de la salud mental para la correcta erradicación del malestar que aqueja todos los ámbitos de la vida del afectado.”

    ¿Qué origina la ansiedad?

    Situaciones estresantes, tipos de personalidad, trastornos asociados, estilo de vida y antecedentes familiares influyen en el desarrollo de los trastornos de ansiedad.

    Situaciones estresantes. Algunos acontecimientos difíciles como un divorcio, abusos físicos, acoso escolar, muerte o conflictos familiares son habituales desencadenantes de ansiedad. Aunque cada día tiene mayor incidencia el estilo de vida estresante de las personas. Esto incluye la relación cotidiana con la pareja y familia, problemas económicos, presión laboral y académica, agotamiento y mala alimentación.

    Personalidad. Ciertos tipos de personalidades más inquietas o nerviosas tienen un mayor riesgo de padecer este tipo de trastornos. También existen trastornos específicos de la personalidad que cursan con un alto nivel de ansiedad.

    Trastornos asociados. Algunos trastornos afectivos como la depresión y el trastorno bipolar suelen estar asociados a períodos de intensa ansiedad.

    Genética y bioquímica. Los antecedentes familiares y los desequilibrios bioquímicos debido a causas orgánicas u abuso de sustancias también influyen en la gestación y mantenimiento de los síntomas ansiosos.

    Tipos de trastornos de ansiedad

    Ansiedad generalizada

    Es una intranquilidad extrema e incontrolable no específica y que puede afectar en más de un ámbito de la vida. Incluye anticipar desastres y tener preocupaciones excesivas por la salud, el dinero, la familia o el trabajo que, a menudo, van acompañadas de síntomas físicos como temblores, tensión muscular, náuseas, dolores de cabeza, mareos, sudoración o sofocos. Todo ello impide que la persona pueda relajarse o conciliar el sueño.

    Ansiedad social o fobia social

    Este trastorno implica un miedo irracional a situaciones o eventos sociales como conocer gente nueva, tener que realizar una actuación en la que la persona se sienta observada o corra el riesgo de sentirse avergonzada. Con el tiempo, irá evitando cada una de estas circunstancias con el consiguiente aislamiento social que ello comporta.

    La diferencia con la timidez reside en que las personas tímidas pueden sentirse muy incómodas con otras, pero no experimentan una ansiedad extrema al anticipar una situación social y no necesariamente evitan circunstancias que las hacen sentirse cohibidas.

    Agorafobia

    Es la ansiedad que la persona siente al encontrarse en lugares o situaciones donde le puede resultar difícil o embarazoso escapar si experimenta un ataque de pánico. Por lo general conduce a la evitación de aquellos lugares o situaciones en los que se ha experimentado los síntomas. En los casos más graves, el sujeto puede incluso encerrarse en su hogar y negarse a salir a la calle.

    Claustrofobia

    Es un desasosiego experimentado en los espacios cerrados. Las personas con claustrofobia pueden tener ataques de pánico y sentir un miedo atroz a que les suceda, en situaciones tales como estar en ascensores, trenes, etc.

    Trastorno de pánico

    El trastorno se produce cuando se experimentan ataques regulares de pánico. Algunas personas pueden desarrollar agorafobia como resultado de la repetición de éstos. A medida que la enfermedad progresa, las personas que han sufrido un ataque en una situación determinada pueden presentar un miedo anticipatorio a dicha circunstancia.

    Fobias específicas

    Es el miedo intenso y permanente a determinados objetos o situaciones. Al ver el objeto o hallarse en el ambiente temido se puede desencadenar un ataque de pánico. Por lo general, se evitan tanto uno como otro. Muchas personas con una fobia específica no buscan tratamiento hasta que por motivos laborales, académicos o familiares deben dejar de evitar la situación temida.

    Hipocondría

    Se refiere a una preocupación extrema a tener una enfermedad grave. Las personas con un trastorno hipocondríaco tienen una fijación y vigilancia constante de su cuerpo, realizándose constantes exámenes médicos y solicitando los pertinentes diagnósticos.

    Trastorno Obsesivo Compulsivo

    Implica pensamientos e impulsos no deseados y acciones compulsivas repetitivas, llamadas compulsiones difíciles de controlar. El desempeñar rituales puede dar alivio a la ansiedad, aunque sólo sea de manera temporal. Las más comunes de estas obsesiones son la verificación, el lavado y contar objetos una y otra vez. El individuo realiza estas conductas pues cree que, al hacerlas, evitará daños a su propia persona y a los demás.

    Trastorno de estrés postraumático

    Es un trastorno de ansiedad provocado por un acontecimiento traumático importante, como un accidente, desastre natural, violación, etc. Se caracteriza por recuerdos perturbadores, pesadillas y ansiedad severa, así como pensamientos incontrolables sobre el suceso. Muchas personas que pasan por situaciones traumáticas tienen dificultades para adaptarse y hacerles frente durante un tiempo.

    En algunos casos, los síntomas pueden empeorar o durar meses o incluso años. Recibir tratamiento tan pronto como sea posible después de los síntomas postraumáticos estresantes puede prevenir el desarrollo de trastornos a largo plazo.

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